BIENVENIDO

Después de un largo camino, siempre es agradable conversar... aunque hay veces que el silencio es más sugerente.

sábado, 24 de octubre de 2015

Lugares de Escocia - Birman-Dunkeld - Inverness - Drumnadrochit

24 de Julio de 2015

Recogemos coche en empresa "Celtic Legends" Arnold Clark, que los hay por toda Escocia.



 Ningún problema con la empresa. Los que sí tenemos complicación y mucha, somos nosotros con la conducción a la izquierda, tanto que a cuenta de arrimarnos excesivamente al arcén, nos estrenamos pinchando una rueda, lo que por supuesto nos fastidia (y bien) la mañana, la ruta, el itinerario y todo. 
Dos horas de espera hasta que logramos solucionarlo con una reparación de la rueda (y menos mal que no hubo que cambiarla del todo) y 90 pounds. 

Como esto sucedió a la entrada de Stirling, mis hijas y yo visitamos brevemente la ciudad, sin demasiados testimonios fotográficos ya que para más "inri" llovía a cántaros literalmente, así es que me propuse que quizá a la vuelta, intentaríamos entrar con más fortuna en la ciudad.



Seguimos pues dirección Norte, hacia Perth, parando en un par de pueblos, más bien aldeas, unidas entre sí por un puente, llamadas Birman-Dukeld, asentadas sobre el río Tay.


Birman es el nombre del bosque que sale en "Macbeth" (ese bosque que se mueve, si habéis leído la obra), pero del bosque poco queda, al menos aquí, en Birman pueblo, y lo que hay sí hay, sin embargo, es un jardín dedicado a Beatrix Potter, autora de cuentos infantiles que veraneaba por aquí.



En Dunkeld destaca su bello emplazamiento en la Región de Perthshire y en concreto del lugar en el que se encuentra su catedral, entre el bosque y el río. 

Mitad en culto, mitad en ruinas, su parte más antigua data del s. XII, por no hablar de sus orígenes celtas.



Un lugar idílico. Es toda una experiencia pasear por los alrededores de la catedral, entre los árboles y acercarse al río. El tiempo, por unos minutos, se ha detenido. 

Una visita que hacemos en solitario ya que por aquí no pasa mucha gente y, sin embargo, para mí, es un lugar muy a tener en cuenta en todo viaje por la zona.



Estamos un buen rato disfrutando de la soleada tarde y sin duda esto será lo mejor del día.

Seguimos ruta y continúa la mala racha, ya que no logramos ver Piltchory, la puerta de entrada a las Higlands y la siguiente parada programada, porque nos pasamos con el coche y se nos hizo demasiado tarde para volver, ¡qué día llevamos!.  

Atravesando por caminos pintorescos el parque natural de las Cairgnorns, llegamos con muy buena hora a nuestro destino final del día de hoy: Inverness. 

Esta vez para economizar, hemos optado por alojarnos en un Youth Hostel, una alternativa interesante en Escocia que resulta un destino más bien caro, en general.



Inverness la visitamos al anochecer. 



Tiene fama de ser una ciudad sin demasiado atractivo pero nosotros sí se lo encontramos, sobre todo por la zona cercana al río Ness, con los hermosos puentes que atraviesan la ciudad.



Por lo demás es una ciudad pequeñita con no demasiado ambiente y cuyo único mérito es su cercanía con el lago más famoso de Escocia. 



25 de Julio de 2015

Muy temprano salimos hacia Drumnadrochit. Allí está el centro de interpretación del lago Ness y toda la parafernalia del "pequeño Nessi" léase tiendas con todo tipo de objetos a precios imposibles.



 No entramos al centro y nos dirigimos a ver el lago, pero, con lo grande que es, casi no lo vemos, ya que está rodeado por una especie de muro de piedra toda la zona para los visitantes, muro que incluye el Castillo de Urqhart, sin duda lo más bonito de ver de toda este espacio. 

Nosotros no teníamos intención de entrar a verlo por dentro, pero sí de poder fotografiarlo desde fuera, y sólo lo conseguimos subiéndonos (trepando literalmente) a una zona más elevada donde con un poco de malabarismo logramos la deseada foto. 



Aún paramos a pie de carretera a contemplar a nuestras anchas el hermoso, aunque excesivamente turistizado, lago Ness.

Un poco decepcionados vamos a seguir la ruta que tenemos prevista para hoy y que nos dirigirá al Norte de Escocia. 



lunes, 12 de octubre de 2015

Lugares de Escocia - Edimburgo

22 y 23 de Julio de 2015

Un viaje largamente elaborado, un itinerario difícil de decidir, muchas reservas hechas por internet y más que unas cuantas posibilidades de que algo salga mal. Estamos un poco nerviosos más que ilusionados, por un destino que se nos ha hecho cuesta arriba en más de una ocasión y que parece que por fin hacemos este año realidad: Escocia.

Escocia legendaria, evocadora, mística. Esperemos que las hordas turísticas no nos pulvericen la sensación de adentrarnos en un territorio hermoso y mágico. 

La historia de Escocia es feroz y sangrienta. La valentía y la bravura encajan bien con un pueblo siempre dispuesto a luchar por sus creencias e ideales, con un futuro siempre incierto. Escocia ha sabido mostrar un espíritu libre e independiente, incapaz de ser doblegado por sus tradicionales enemigos. 

Pero si Escocia es guerrera, también es romántica, pues una ciudad como Edimburgo, tan literaria, bien merece ese calificativo y, por último, injusto sería hablar, tanto de Edimburgo, que ya conocemos, como de Escocia en general, sin referirnos a su peculiar sentido del humor, a su amabilidad y a su carácter hospitalario.

Para alojarnos en Edimburgo hemos elegido un Holiday Inn, con habitaciones familiares, algo alejado del centro. No nos ha supuesto problema ya que conocemos Edimburgo de un viaje anterior. 




Nuestro recorrido comienza en la esplanada del castillo, con los preparativos dispuestos para el Military Tattoo.  

No está previsto entrar al Castillo (hicimos cumplida visita en nuestro anterior viaje) así es que, nos dejamos llevar simplemente por el ambiente callejero de la Royal Mile.



Echamos un vistazo rápido al Centro de Exhibición del Tartán, al comienzo de la Royal Mile y nos dirigimos a Victoria Street, esa magnifica calle en curvatura que va a dar a Grassmarket, antaño lugar de ejecuciones, hoy de animados pubs. 



De ahí rápidamente a la iglesia de Greyfriards, un saludo a Greyfriards Bobby, el simpático terrier que permaneció fiel a su amo aún después de su muerte y que tiene aquí una pequeña estatua. La tumba de Bobby puede visitarse en el cementerio anexo a la iglesia, tétrico como él solo, con tumbas enjauladas y siniestros panteones como el de los Mackenzie.



Cementerio entremezclado con las viviendas y con el bullicio de la ciudad. 

Hemos vuelto a la Royal Mile, esa Milla que va del Castillo al Palacio y por la Old Town descubrimos los "closes", esa suerte de rascacielos medievales, donde pobres y ricos se disputaban el escaso espacio, con desventaja para el que menos tenía, condenado al hacinamiento y a la suciedad de los sótanos. 

A lo largo de la Royal Mile, hay unos cuantos closes bien señalizados, como también lo están los tramos en que se divide la calle, Castle Hill y High street son los dos primeros. 

Visitamos S.Giles, conocida como la Catedral de Edimburgo, aunque no es tal.




Su interior es elegante y lleno de placas conmemorativas, como la dedicada al escritor Stevenson, también hay banderas. No hay altares ni estatuas, como corresponde al culto de la iglesia de Escocia. 

En la Plaza del Parlamento nos detenemos ante el Corazón de Midlothian, en el que escupir da buena suerte (y hay quién lo hace, si). 

Seguimos hacia arriba pasando por varios museos (de Edimburgo, de los niños, de la Ciudad) hasta vislumbrar el Parlamento escocés y el Palacio de Holyrood. 



Descartamos subir hoy a la colina de Calton Hill y más bien volvemos a desandar lo andado, saliendo hacia la New Town que visitaremos con más detalle mañana.



Tenemos una agradable sorpresa a la vuelta, una banda de gaiteros tocando en el Hotel Balmoral. Tocan en honor a alguien que se aloja en el hotel, pero no logramos descubrir quién era aunque bajó a saludar. Resulta emocionante escucharlos. Estar ahí y verlos, realmente ha sido un privilegio. 



De vuelta a casa buscamos un lugar para cenar en una popular cadena de cuyo nombre prefiero no acordarme, pero que resulta ser la favorita de nuestras hijas. 

Vuelta al hotel tras veinte minutos de espera en el bus :((

Lo compensamos con las hermosas imágenes del atardecer que nos deja Edimburgo en este primer día.



Todavía pasaremos un día más completo en Edimburgo en el que, por la mañana, nos dedicaremos a recorrer la New Town. 

Entre la Old Town y la New Town, los Princess Gardens, llenos de gente sus praderas cuando estuvimos hace unos cuantos años en Edimburgo, pero esta vez hace muy mal tiempo (frío, lluvia, viento, sol, lluvia, viento, frío, sol, lluvia y todo en intervalos de unos diez minutos, una locura). 






En los jardines, al inicio, vemos un encuentro de varios grupos folklóricos procedentes de Alemania, Italia y Francia, que van a estar actuando a lo largo de la mañana junto con un grupo anfitrión de Escocia, intentaremos encontrarnos con ellos en algún momento de la mañana.



Dejamos la exhibición para más tarde y recorremos los espléndidos y acogedores jardines. A lo lejos la impresionante y característica silueta de la Old Town.



Nos acercamos después a Charlotte Square, a un extremo de George Street y paralela a Princess Street. 



Charlotte Square es la plaza más representativa y elegante de la New Town y el más característico ejemplo de la arquitectura georgiana. Trazos rectos, pulcros, ordenados, en esta parte de la ciudad que pretendía ser una alternativa al abigarramiento de la Old Town, tan incómodo (eso pensarían sus habitantes de las clases sociales más altas) para la vida cotidiana, en la que la coexistencia con las clases más bajas era inevitable. 



Nos admiramos de las elegantes calles de esta zona, George Street, con sus edificios oficiales o Princess Street con sus lujosas tiendas, siempre tan animada y el magnífico monumento a Sir Walter Scott, al fondo ya en los Princess Street Gardens a los que después de bordear los Queen's Gardens, de propiedad privada, volvemos para presenciar la actuación del grupo escocés.

Lo vemos en primera fila, (qué suerte) y disfrutamos de un surtido número de danzas escocesas, ejecutadas con mucho encanto por un grupo peculiar, pues es gente de todas las edades y orígenes (si bien predomina el elemento nacional, resulta curioso ver a japoneses con el kilt completo)



Nos ha gustado mucho ver esta actuación y nos enamora la profundidad del folklore escocés con esa conexión inmediata con los elementos celtas, tan evocadores y mágicos.

Vamos a comer a un "Prêt a manger" (mejor que en McDonalds, no nos engañan más nuestras hijas) y por la tarde nos queda pendiente la subida a la colina de Calton Hill. 




Así lo hacemos, encontrándonos con el Monumento a Nelson que parece un telescopio al revés, el edificio que recuerda el Partenon y que quedó inacabado y otros, todos del siglo XIX. Aunque lo característico de Calton Hill son las magníficas vistas de la ciudad de Edimburgo. 




Todavía nos acercaremos a la Royal Mile para ver si encontramos abierto alguno de sus museos gratuitos, todos tan interesantes, pero lamentablemente cierran a las cinco p.m., así que, aparte de pubs que empiezan a llenarse de gente ya a estas horas de la tarde pero a los que descartamos entrar por ir con menores, de visitas culturales, ya nada. 



La alternativa es "The Elephant house", cafetería con encanto, en la que se dice escribió Harry Potter la Sra. Rowling y visitada también por muchos escritores. Está en la zona de Greyfriards. Nos pedimos una bebidas calientes (también se puede cenar allí) y nos estamos un buen rato, ya que el lugar resulta muy idóneo para descansar y conversar con calma de lo que ya hemos vivido en este viaje y de todo lo que nos queda por hacer. 

A la salida encontramos todavía mucha animación por las calles de la Old Town, podríamos recorrer una y mil veces la encantadora Milla Real sin cansarnos, simplemente observando el devenir de la gente, deteniéndonos a escuchar a un gaitero o a cualquier músico callejero, u observando un rincón que se nos había pasado desapercibido. 



Y ahora sí, nos vamos despidiendo de la bonita ciudad de Edimburgo, que nos atrapó la primera vez que la visitamos, hace ya unos cuantos años y que vuelve a hacerlo por segunda vez y esperamos que no sea la última.


Al contrario de aquel primer viaje a la capital de Escocia, en la que visitamos Edimburgo a fondo, esta vez nuestro viaje continúa.



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